INVESTIGAR: EL LABERINTO DEL TERROR EN ECUADOR


Uno entra por una puerta y pasa por un pasillo oscuro cuando aparece el primer susto y, con ello, el primer grito de un rostro que expresa el sentimiento de horror. Inclusive, a medida que se avanza, el camino se torna complejo en un laberinto monstruoso. Situación que describe metafóricamente la realidad que sucede cuando ciertas personas descubren que tienen que investigar, esa es una palabra que al común ciudadano le genera terror.

Pero, ¿qué significa investigar?

Generalmente, es una acción que se entiende por el complejo proceso de recopilar información, indagar y profundizar en hechos, fuentes, libros o experiencias que lleven a descubrir un asunto en particular. Investigar requiere de esfuerzo, dedicación, profundidad, pensamiento, lectura, movilidad, sociabilidad, comunicación, tenacidad, preguntas, respuestas, riesgo, relaciones humanas con personas extrañas, y demás.  Actividades que no muchos están dispuestos a realizar porque no lo ven como prioridad o importante, no hay tiempo para la construcción de una comprensión más profunda. No hay intención, porque el facilismo de lo cotidiano es más relevante que lo que ocurre alrededor.

Si se toma el pulso al Ecuador, se percibe un desinterés permanente de investigar temas que no solo requieren de una densa intelectualidad, sino de todo contenido que vaya más allá del cómodo entorno que los rodea. Intentar investigar causa horror, como si cada acción en ese ejercicio represente el laberinto de una casa del terror.

Aquí es fundamental reflexionar sobre el trabajo que abarca investigar como indica Cristina Nosei: «La tarea de investigar implica la intención de profundizar nuestra comprensión del mundo en que nos hallamos inmensos y una comprensión más acabada de la realidad que nos ocupa y preocupa, capaz de andamiar una intervención más adecuada a las circunstancias y a las aspiraciones que nos guían» (2013). Considero que esta tarea nos ayudaría a fortalecer la sustentación de pensamientos que, por ahora, carecen de fundamentos, pero que se vuelven temas de discusiones en todos los ámbitos de la sociedad ecuatoriana. En definitiva, el ejercicio de la investigación disminuiría lo que siempre he llamado el “copy-paste ecuatoriano" en referencia al “copia y pega” de comentarios de otros pero que muchos toman como propios porque no han leído la ley, contrastado fuentes, ido al lugar de los hechos, vivido la experiencia o ni siquiera hablado con la persona en mención.  Albert Einstein decía «La mayoría de la gente se avergüenza de la ropa raída y de los muebles destartalados, pero más debería ruborizarse de las ideas nocivas y de las filosofías gastadas».

Pienso que es nefasto para el desarrollo de una sociedad no contar con sujetos capaces de generar sus propias ideas y no pensar por sí mismos. Un país cuyos habitantes no tienen el hábito de investigar enfrenta un problema social, económico y político; debido a que sin esa práctica se reducen las oportunidades de tener opiniones de calidad que despiertan ideas brillantes que conlleven a la productividad. Más aún, se limita el abanico de opciones que permite esclarecer el mapa para la toma de decisiones con mayor probabilidad de acierto, en beneficio propio y del país.

Con la investigación crece el conocimiento, se fomenta el pensamiento crítico y comienzan a surgir más ciudadanos con criterio propio. El investigar se convierte en la herramienta para adquirir noción, es el estudio profundo para aumentar el aprendizaje que nos ayudará a tomar decisiones acertadas para resolver problemas.  Esto a su vez permitirá que se originen mejores debates intelectuales que lleven a la práctica mejoras para el entorno colectivo.

Sin embargo, para iniciar este proceso, se necesita conciencia y convicción. Cristina Nosei explica que «construir conocimiento es un gran esfuerzo: rastrear el estado del arte, bucear en las fuentes, triangular los datos obtenidos, revisar los presupuestos, en definitiva, soportar el “síndrome de abstinencia” que implica suspender las explicaciones de la cultura y afrontar el peligro de atreverse a esbozar interpretaciones no canónicas». (2013)Tenemos que «reencantar la vida» (Pardo, 2010) para despertar la admiración por la realidad.

El investigar es parte de nuestro deber ciudadano, porque sino ¿cómo sabemos con precisión lo que debemos exigir? o ¿Cómo sabemos con precisión lo que debemos elegir? No recuerdo cuando fue la última vez que ingresé a una casa del terror, pero los rostros del horror los veo día a día cuando pregunto: ¿Has investigado? La puerta se abre y el pasillo oscuro aparece porque se divisa la existencia de un laberinto del terror en Ecuador. 

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