¿Y LA RECONSTRUCCIÓN DE LA EDUCACIÓN VIAL?
Llevo un poco más de un mes en Ecuador, y he podido evidenciar que el país se encuentra en una reconstrucción vial contundente, lo cual me ha agradado mucho. Pero, ahora se nota que tenemos un gran vacío que llenar y que tiene que ver con la educación vial de los ciudadanos a fin de gozar de estos beneficios a plenitud.
En países como Reino Unido, las vías son impecables y los conductores también los son al respetar las leyes de tránsito. Todos se ubican en el carril adecuado, no invaden a nadie al manejar, casi no utilizan el pito, ponen señales para todo, y nadie ‘bebe y maneja". En general, el que conduce en Reino Unido respeta al cien por cien las señales y reglas de tránsito porque está garantizado que el conductor que comete la infracción será sancionado o irá a la cárcel. Una realidad muy diferente a la que se vive en Ecuador.
En la ciudad la mayoría de ecuatorianos maneja en la mitad de la vía y no se ubica en un carril para conducir. Además, no utiliza las luces direccionales para cambiar de dirección o virar, sino que saca la mano o hace una señal por la ventana y se le lanza al que viene atrás para cambiarse de carril o virar. Por otro lado, cuando el semáforo esta con la luz amarilla anunciando que se debe reducir la velocidad, el conductor hace lo contrario y acelera para evitar la roja. Adicionalmente, utiliza el pito para todo, inclusive cuando el semáforo apenas cambia de rojo a verde pita al conductor de adelante para que se apure en apenas un segundo de que haya cambiado de luz el semáforo. Y los más impacientes ‘torean’ a los vehículos que van despacio, tanto así, que a veces los rebasan tan pegado que parecería que los van a chocar.
Más aun, no hay diferencia si se trata de un conductor que maneja un auto, camioneta, bus, tráiler, camión de carga; y tampoco hay diferencia si es un auto de lujo o no. Todos, independiente de su profesión y clase social, manejan como si la calle o vía es su total propiedad y el resto tiene que hacerse a un lado para darles paso. Esto sucede especialmente en los congestionamientos de tráfico en donde todos pujan por pasar al de adelante ‘por lento’; por la ansiedad de avanzar más rápido de los que están a los lados buscando el espacio libre, sin importar el orden, para ubicarse un paso más adelante del otro. Todos se creen con el derecho de la vía y ser los primeros en avanzar sin importar las reglas de tránsito, peatones, ni vehículos alrededor.
Hace poco hubo un feriado de 5 días y viajé fuera de la ciudad. Ahí constaté que un gran número de carreteras están en muy buen estado. Muchas de esas vías son nuevas y construidas con hormigón armado, pero este beneficio se vio opacado por la imprudencia e intolerancia con la que manejan la mayoría de los conductores. Ya la competencia de “quien va mas rápido” no es solo de los camiones de cargas y buses, sino también de los vehículos particulares que no se conocen entre sí, pero que compiten por demostrar “quién rebasa a quién”. En ese momento, no hay Comisión de Tránsito o Policía Nacional que regule ese tipo de infracciones: Es como si las vías del país se han vuelto pistas de experimento porque no se respetan las normas de tránsito y los entes reguladores no actúan con rectitud ni eficiente prevención ni control.
Felicito a las autoridades nacionales y locales por la gran obra vial que ha puesto las carreteras del país en muy buen estado, pero falta mucho todavía por hacer en la “reconstrucción de la educación vial”.
Pienso que para que la reconstrucción vial sea completa, requiere una aplicación firme de las leyes de tránsito y la ejecución de un programa integral que eduque a los conductores y peatones. Además, de autoridades y/o entidades capacitadas y comprometidas que pongan orden y respeto en el tránsito del país, así como mano firme a los infractores.
No obstante, los ciudadanos no estamos exentos de este gran desafío y hago la pregunta: ¿Cuándo empezaremos a conocer y cumplir las leyes de tránsito, y a ser respetuosos y tolerantes al conducir? Son temas importantes en los cuales reflexionar y resolver para poder gozar de un plan de reconstrucción vial integral que ayudará a llegar a nuestros destinos con agrado, armonía, y a su vez salvar muchas vidas.
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